Sculpture F7 by Nathalie Du Pasquier

La cerámica nunca es un fin en sí misma: en ella confluyen imaginación, habilidades técnicas y expresivas para competir y dar forma a un entorno, para crear grandes arquitecturas y grandes civilizaciones. Pero para conseguir todo esto, artistas e industriales tienen que trabajar juntos con paciencia, "tienen que intentarlo una y otra vez" para evolucionar, como ocurrió en una empresa toscana, la fábrica Bitossi de Montelupo Fiorentino.

Los documentos mencionan a la familia Bitossi en el territorio de Montelupo Fiorentino desde 1536. En este lugar de antigua tradición cerámica, a pocos kilómetros de la ciudad de Florencia, a lo largo de los siglos los Bitossi han sido horneros, escultores y pintores, pero sobre todo se han dedicado a la cerámica, introduciendo una extraordinaria renovación estilística y formal en las primeras décadas del siglo XX. Heredero de una larga dinastía y tradición, Guido Bitossi fundó en 1921 la fábrica Maioliche Artistiche Guido Bitossi, ofreciendo una producción aún ligada a la tradición y a los estilos clásicos del pasado con refinamiento y estudio del producto.